El texto fomenta un debate que pretende
enriquecer el espíritu de la modernidad que le debe ser propia al
contexto colombiano y latinoamericano. Una
modernidad que como proceso ilustrado no lo han vivido ni
nuestros países ni nuestras organizaciones, pero que nos
tiene que conducir a nuevas etapas del pensar y del hacer en
América Latina, permitiéndonos superar estados de premo-
dernidad en medio de discursos ilustrados.
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